Dormir bien no es un sueño

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El hecho de que pasemos casi un tercio de nuestra vida durmiendo no puede obedecer a un capricho de la naturaleza, las funciones del sueño, aunque en parte siguen siendo un misterio, cada vez se conocen más. Los especialistas en el sueño y sus trastornos constituyen un campo de investigación y clínica que hoy en día está reconocido por toda la sociedad.

La medicina del sueño es la especialidad médica que investiga, diagnostica, evalúa y trata el sueño y sus trastornos. Aunque suene novedosa, es una especialidad que existe desde hace más de 50 años.

El concepto de medicina del sueño nace durante la segunda mitad del siglo XX. Debido al rápido desarrollo en los conocimientos acerca del sueño desde 1960, el descubrimiento del sueño REM (1952-1953) y de la apnea del sueño (descrita por primera vez en 1965), puede reconocerse la importancia del sueño en el ámbito de las ciencias de la salud. La comunidad médica comenzó a prestar más atención en los últimos años a los trastornos primarios del sueño (la apnea del sueño, por ejemplo) y también a la relevancia de la calidad del sueño en el desarrollo de otros padecimientos. Para la década de 70, en los Estados Unidos y en muchos países de Occidente en las dos décadas siguientes, se fundaron clínicas y laboratorios de sueño para el estudio y tratamiento del sueño y sus trastornos.

En 1990 se funda la unidad de sueño del Hospital San Rafael, de La Coruña, bajo la dirección del Dr. F. Javier Mejuto, Neurofisiólogo Clínico, formado en medicina del sueño como especialidad dentro de la neurofisiología y acreditado como Experto en Medicina del Sueño por el Comité Español de Acreditación de Medicina del Sueño ( CEAMS) . Desde entonces muchas personas han visitado la unidad de sueño por una gran variedad de motivos, desde el más frecuente, el insomnio, hasta los que padecen excesiva somnolencia diurna, apneas de sueño, sonambulismo, una mala calidad de sueño, etc.

Debemos recordar que el sueño es una necesidad fisiológica, no un lujo, capricho o pérdida de tiempo. Los expertos definen el sueño como “un estado de conciencia, fisiológico y reversible, de desconexión parcial y temporal del entorno, con aumento del umbral de respuesta a los estímulos externos”. El sueño no es un estado de simple desconexión, no es igual a lo largo de la noche, sino que tiene unas fases, lo que se denomina arquitectura del sueño, que siguen unos patrones más o menos fijos y cuya estructura se evalúa con una prueba denominada polisomnografía.

El sueño normal debe transcurrir en un horario determinado, por la noche, y tenemos que dormir el tiempo necesario, variando la cantidad de horas de una persona a otra, pero suele oscilar entre 6 y 8 horas en un adulto, y de forma adecuada (en cama, a oscuras, sin ruidos, etc.).

Si no dormimos cuando tenemos que hacerlo, como debemos y cuanto necesitamos, sufriremos las consecuencias.

Las expertos en medicina del sueño apuntan a que no dormir bien afecta a varias funciones fisiológicas, con repercusiones importantes sobre nuestra calidad de vida y salud, tanto física como mental. Las más importantes son:

  • Mayor riesgo de accidentes, tanto de tráfico como laborales. Recientes investigaciones de la Fundación Nacional de Sueño de EEUU alertan que no dormir unas 6 horas diarias multiplica por 3 el riesgo de tener un accidente de tráfico, debido a la coordinación ocular, sin tener en cuenta el riesgo de quedarse dormido al volante.
  • El sistema inmunológico se debilita, aumentando el riesgo de sufrir infecciones y cáncer.
  • Riesgo de sobrepeso y obesidad, debido a que afecta a nuestro metabolismo
  • Problemas de concentración y memoria, repercutiendo fundamentalmente en el rendimiento escolar de los estudiantes, la retención de conceptos, rendimiento laboral, etc.
  • Aumento de posibilidad de sufrir enfermedades cardíacas, al relacionarse con hipertensión y arterioesclerosis y por tanto riesgo de sufrir ictus, cardiopatías isquemias, arritmias e insuficiencias cardíacas.
  • En niños puede afectar al crecimiento, debido a que la hormona que lo regula tiene un pico de producción cuando esta durmiendo.
  • Problemas emocionales, tales como aumento de ansiedad, bajo estado de ánimo, irritabilidad, problemas conductuales en niños y adolescentes, etc.

En resumen, no dormir bien repercute en nuestra rutina diaria ( laboral, académica, familiar y social ) y en la salud. Sobradas razones para ponerse en manos de un experto en medicina del sueño, por que….

DORMIR BIEN NO ES UN SUEÑO!!!!

 

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