Hoy es San Valentín, la festividad del corazón. Por eso, desde Sueño Galicia queremos ayudarle a mantenerlo sano y enamorado presentándoles la relación entre el sueño y el corazón.

Si pasamos una mala noche, al día siguiente podemos encontrarnos cansados, irritables, con problemas de atención… Y, por supuesto, somnolientos. Posiblemente, si las siguientes noches dormimos bien  nos sentiremos mejor.  Pero, ¿qué ocurre si durante un periodo largo de nuestra vida decidimos, o adoptamos el hábito de dormir poco o mal?

Un estudio reciente llevado a cabo por un grupo de prestigiosos  médicos e investigadores, liderado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC)  y dirigido por el Dr. Valentín Fuster, pudo analizar el sueño a un grupo de 3.974 personas que no habían presentado previamente problemas cardíacos. Casi el 63% de la muestra eran hombres con una edad media de 46 años, ambos factores de riesgo para desarrollar patologías cardíacas.

Los resultados se obtuvieron analizando el sueño durante 7 días usando técnicas objetivas de actimetría. Para ello, todos los participantes llevaron un actígrafo durante los siete días que duró el estudio. El actígrafo es un dispositivo que explora los ritmos biológicos y circadianos del sueño. Este dispositivo se usa para medir las características del sueño, tanto su duración como la fragmentación -cuantas veces se despertaban una vez dormidos-.

Según las horas de sueño contabilizadas, se subdividió la muestra en otros  4 grupos: (1) los que dormían menos de 6 horas, (2) los que dormían entre 6 y 7 horas, (3) entre 7 y 8 y (4) finalmente los que dormían más de 8 horas. Posteriormente se estudiaron las lesiones vasculares de cada uno de los individuos.

Los resultados fueron concluyentes: se constató que los participantes que dormían menos de 6 horas presentaban  casi un 27% más riesgo de aterosclerosis -acumulación de placas en las arterias- que el grupo que dormía de 7 a 8 horas. Pero no solamente se demostró que el dormir poco es un factor de riesgo, también que aquellos que se solían despertar frecuentemente a lo largo de la noche –es decir, aquellos que sufrían de sueño fragmentado- aumentan hasta un 34% el riesgo de aterosclerosis.

Por tanto, además de la falta de ejercicio físico,  el tabaquismo, el sobrepeso, la hipertensión o el colesterol, podemos añadir a la lista de factores de riesgo cardiovascular un sueño interrumpido o fragmentado y/o inferior a 6 horas al día. Debido a estos resultados, es importante prevenir este trastorno del sueño desde edades tempranas.

Si usted duerme poco -ya sea por hábito, por horario laboral o académico o por cualquier otra razón-  le recomendamos que siga las instrucciones de los especialistas. En caso de que no consiga conciliar el sueño, lo mejor es que acuda a un especialista relacionado con el asunto. Porque dormir bien no es un sueño.

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